Posts Tagged ‘ciencia y religión’

Un diálogo entre inteligentes y listos

28 septiembre 2016

La ciencia y la religión pueden dialogar. O eso es lo que dice Kathryn Pritchard en Nature. Una opinión parcial porque ella trabaja como relaciones públicas de la iglesia anglicana.

La iglesia anglicana es una de las más abiertas a este tipo de experiencias (bien por ellos), pero me da la impresión de que esa actitud «sci-friendly» es muy rentable porque con poco esfuerzo (sentarse a escuchar y soltar cuatro vaguedades) reciben una especie de sanción de cara a la opinión pública que lleva a creer al público más desinformado que la ciencia les da la razón.

De este ejercicio de diálogo la única que recibe algún beneficio es la religión. Haga usted un esfuerzo de divulgación dirigido a los religiosos por esa deferencia que se tiene con las personas mayores inadaptadas, para luego enterarse de que el sacerdote o el imán les explica a los fieles que se lleva muy bien con los científicos porque sus explicaciones sobre el Corán les sirven de inspiración para sus investigaciones que, por supuesto, corroboran la visión islámica del Universo. Cuando se trata con líderes religiosos hay que tener en cuenta que se trata de gente muy mentirosa. Personas que mantienen su prestigio con una estudiada combinación de mentira y medias verdades.

La superficialidad de la prensa hace el resto. Aquí en España, cuando se divulgaron los primeros resultados que confirmaban la existencia del bosón de Higgs, la mayoría de los periodistas corrieron a entrevistar a curas y obispos (…como es la «partícula de Dios»). Los sacerdotes aprovecharon para protestar contra el aborto y el baile agarrado, que es lo que se saben, porque del bosón sabían un poco más que el periodista, es decir, nada.

Mano torpe

16 junio 2016

ManoHace unos meses la revista científica PLoS-ONE publicó un artículo de unos científicos chinos sobre la evolución de la mano humana que llamó mucho la atención porque contenía una frase desconcertante: «la mano humana es una prueba del misterio de la Creación» y mencionaba al «Creador» en varios lugares del texto. La revista ha publicado una disculpa por lo que es un error grave del sistema de revisión de los artículos. Los supuestos creacionistas chinos explican el escándalo de la mano. Fue todo una mala traducción del término «naturaleza» al inglés.

Los religiosos seguramente considerarán que esto es poco menos que una censura y que se está prohibiendo expresar los sentimientos religiosos al autor de una investigación. Secularismo agresivo.

Y en cierto modo es así. El proceso de revisión científica es una sucesión de censuras y cortapisas a la expresión de los autores del artículo. Los revisores, si quieren hacer bien su trabajo, deben poner especial cuidado en censurar y exigir que se reescriban o se eliminen todos aquellos elementos del texto que son opiniones no demostradas. Las especulaciones deben quedar fuera de un trabajo científico. Especular es un derecho, pero no en una publicación científica, para eso está la hoja parroquial.

Pensamiento religioso y capacidad crítica

28 septiembre 2013
Ara Norenzayan, psicólogo social.

Ara Norenzayan, psicólogo social.

En este artículo, Ara Norenzayan explica que la capacidad para detectar razonamientos incorrectos está relacionada con la falta de fe religiosa. Los agnósticos y ateos están más capacitados para detectar falacias y otros tipos de falsedades encubiertas. Aquí el artículo completo en pdf. El autor es un psicólogo social de la Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver, con varias publicaciones en la revista Science.

Según la teoría del procesamiento dual de la información, en la mente funcionan dos sistemas: El Sistema 1 se nutre de unas pocas observaciones para armar una explicación «por tanteo» y da la que podemos llamar «respuesta intuitiva». El sistema 2 utiliza un proceso analítico de deliberación interna. Ambos sistemas coexisten e interactúan en todas las personas a la hora de solucionar problemas.

Los autores quieren poner a prueba la hipótesis de que la religiosidad descansa sobre el sistema 1, y que los individuos en los que el sistema 2 predomina tienden a abandonar las creencias religiosas. Creer en dios es una consecuencia de dar mayor importancia a la intuición que a la reflexión. Esta hipótesis es respaldada por otros autores, como Shenhav, de la Universidad de Harvard, que han comprobado que conociendo el «estilo cognitivo» de una persona, si es intuitivo o reflexivo, podemos predecir con poco error si tiene creencias religiosas o no. Para ello usan el Cognitive Reflection Test (CRT; Frederick, 2005), un test que emplea preguntas de matemáticas que parecen fáciles, pero que están preparadas para confundir a los que responden más a la ligera. Una respuesta al CTR de tipo intuitivo no indica necesariamente haber recibido una educación religiosa en la infancia, pero sí un incremento de la actitud religiosa a lo largo de la vida. Esta correlación es independiente del estatus social o económico, orientación política e inteligencia. Por último, los ejercicios que favorecen el razonamiento intuitivo aumentan la probabilidad de que los sujetos expresen convicciones religiosas.

El trabajo de Norenzayan es interesante porque, como todos los estudios bien hechos, explica un montón de pormenores sobre las innumerables precauciones que hay que tomar para no obtener resultados espurios. Consiste en cinco estudios diferentes:

El primero estudió la capacidad de 179 estudiantes voluntarios para detectar razonamientos engañosos. Se les hace una pregunta que, en un lectura rápida, suele llevar a una respuesta incorrecta. Posteriormente se midió su religiosidad con tres tests diferentes. Los más religiosos habían fallado más.

En los otros cuatro se promovió el razonamiento reflexivo de diferentes formas, todas ellas bastante sutiles. Los voluntarios animados a reflexionar más durante el ejercicio mostraron una mayor tendencia a manifestar descreimiento religioso.

Se comprobó que ser más o menos creyente no afectaba la efectividad de los procedimentos para promover un tipo de razonamiento u otro. Ambos grupos respondían igual y razonaban de forma más intuitiva o más reflexiva según se les estimulase. Los procedimientos para estimular un tipo de razonamiento en concreto resultan curiosos por lo sutiles que son, aunque está experimentalmente demostrado que funcionan.

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Por ejemplo, les mostraban a los sujetos una de estas dos fotografías y les hacían describirla. Los que observaban El Pensador de Rodin tendían a ser más reflexivos en sus respuestas. Otro ejemplo; parece increíble pero resulta que si el cuestionario está impreso

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se promueve significativamente la preponderancia del Sistema 2, mientras que si las preguntas están escritas

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la gente responde de forma más intuitiva (Sistema 1).

Cada uno de los cinco resultados admite otras posibles explicaciones, bastante rebuscadas por otra parte, pero ninguna hipótesis alternativa explica por qué la capacidad analítica para evitar falsos razonamientos, la exposición visual de imágenes de personas en actitud reflexiva, primar el pensamiento analítico y entorpecer la percepción de las preguntas llevan todas hacia un mayor descreimiento religioso. Si se os ocurre alguna, poneos en contacto con el Sr. Ara.

A mí se me plantean varias preguntas. ¿Qué ocurre con la capacidad reflexiva de los religiosos? ¿Se anula a base de oración? ¿Qué ocurre con las personas religiosas en las que predomina el sistema 2, que seguro que existen? ¿Engañan o se engañan? A lo mejor les ocurre como a San Manuel Bueno, que no tiene fe, pero se lo calla porque considera que la fe es imprescindible para el buen orden de la sociedad.

Y lo que es más inquietante. Los líderes religiosos de las principales iglesias ¿están al tanto de estos resultados y sus obvias consecuencias?  Todo se ha publicado en revistas de primera línea, así que me sorprendería que estos resultados no influyesen en la estrategia de sus centros educativos. De momento es posible que impriman los libros de religión en letra bien grande, negra y redonda.

¿El Cosmos está hecho para nosotros?

25 octubre 2011

John Martin. Grabado de El Paraíso Perdido

Que el Sol dominando en el cielo se eleve sobre la tierra, o que la Tierra se eleve sobre el Sol; que el sol empiece en Oriente su abrasada carrera, o que la Tierra avance desde Occidente en silenciosa marcha, con inofensivos pasos, mientras que durmiendo sobre su eje suave se traslade blandamente con la atmósfera tranquila que la rodea; nada de esto debe darte cuidado, ni tienes para qué fatigar tu pensamiento con cosas tan ocultas; déjalas para el Dios de las alturas.

Rafael a Adán en El Paraíso Perdido. J. Milton.1667

Resulta intrigante esa pretensión del Gabriel… Olvida tus preguntas acerca del Cosmos, insignificante criatura, y conténtate con admirarlo. Ni siquiera le dice si es la Tierra la que gira o es el Sol. Supongo que el propio Milton debía tener sus dudas. Naturalmente, Gabriel no hizo más que excitar nuestra curiosidad y de la curiosidad nació la desobediencia.
Me ha venido a la memoria este pasaje del Paraíso Perdido cuando leía este interesante artículo sobre teología y cosmología, de Sean Carroll, un físico que tiene un blog muy ameno y comprensible.
La idea de una creación «para nosotros», un Universo fabricado con la idea de proporcionar un hábitat a las criaturas de Dios, no cuadra con la inmensidad del cosmos y la apabullante cantidad de lugares inhabitables. Mirando hacia lo más pequeño, la estructura íntima de la materia padece la misma inflación. De todas las partículas elementales descubiertas, la mayoría no tienen la más mínima relevacia para la vida. Toda la materia del Universo parece estar hecha de dos tipos de quarks (arriba y abajo) y dos tipos de leptones (electrones y neutrino electrónico), así como varias partículas portadoras de fuerzas. Pero este patrón de quarks y leptones se repite tres veces: a los quarks arriba y abajo se suman cuatro tipos más, así como al electrón y su neutrino se le unen dos partículas tipo electrón y dos neutrinos más. Por lo que respecta a la vida, estas partículas son completamente superfluas. Todos los procesos que se observan diariamente en el Universo funcionarían igual sin esas partículas. ¿Por qué los contituyentes de la Naturaleza exhiben esa duplicaciones sin objetivo si las leyes de la naturaleza fueron concebidas pensando en la vida?
En las conclusiones de su artículo Carrol dice: »Pensando como un buen científico y observando el mundo en que vivimos, ¿es más razonable una descripción del Universo materialista o teísta? Aunque no creo haber cambiado la opinión de nadie, espero que mi razonamiento haya quedado claro: Buscamos la comprensión de la realidad lo más completa, coherente y simple que sea posible. Por lo que actualmente sabemos del Universo, no parece haber ninguna razón como para invocar a Dios como parte de esa descripción. En todos los casos en los que Dios pueda haber parecido un hipótesis útil — por ejemplo para explicar las condiciones iniciales del Universo, o las inesperadas características de las partículas subatómicas — siempre hay explicaciones alternativas más sencillas que no requieren nada fuera de una descripción materialista. Puedo concluir que Dios sólo sirve para complicar las cosas y que la hipótesis debe rechazarse desde una lógica científica. Es una conclusión con una larga tradición, puesta al día por la cosmología moderna; pero la discusión, por supuesto, durará mucho aún.»

Religión, la tecnología del pasado

19 marzo 2009

Nuestra preocupación por el estudio de la naturaleza es muy moderno. Entre otras cosas porque no estamos dotados para estudiar la realidad. Nuestros sentidos no están diseñados para eso y nos dan información inexacta o falsa; por eso hemos tenido que inventar los aparatos de medida. No estamos diseñados para comprender nuestro entorno sino para sobrevivir a él. Sabemos evitar la luz cuando es demasiado fuerte, incluso somos capaces de ver cuando hay muy poca, pero no sabemos medirla con un mínimo de exactitud, como sabe cualquiera que se haya dedicado a la fotografía.

La tecnología es anterior a la ciencia. Hace relativamente poco que nos preguntamos cómo se forma la lluvia; a nuestros antepasados no les interesaba el mecanismo de las precipitaciones, sino cómo hacer para que lloviera. Tenían más sed que curiosidad. Y creamos la religión para eso… para que lloviera. La religión es el primer intento tecnológico de dominar la naturaleza. El más allá y todo eso que se agrupa dentro de los confusos términos de trascendencia y espiritualidad vendría mucho más tarde. El primer papel de la religión fue el de conjurar los elementos y alejar las enfermedades.

Esa tecnología entró en crisis hace unos quinientos años y sus técnicos, incapaces de reciclarse, han reaccionado de forma muy violenta.

Los biólogos no creen en dios

30 enero 2009
biologos

Biólogos descreídos

Los cipreses puede que crean en Dios, pero los que se ocupan de investigar las ciencias de la vida, incluido nuestro cerebro, no creen en ningún dios ni en ningún tipo de inmortalidad. Las encuestas realizadas por Leuba en 1914 y 1933, Larson-Witham en 1998 y Cornell en 2003 muestran el retroceso paulatino y generalizado del deísmo en todas las ciencias, pero sobre todo entre los biólogos. Hay un buen resumen en el número de febrero del 2008 de la revista Investigación y Ciencia.

Me complace comprobar que hasta un 72% de los académicos encuestados creen que razón y fe son mutuamente excluyentes (las otras dos opciones eran que se complementan o que no interfieren mutuamente). Se trata de una encuesta hecha entre académicos de todo el mundo, así que hay que descartar que se trate de una reacción a la ingerencia creacionista en la política educativa de los EEUU.

El dedicarse a la biología implica el acostumbrarse a la búsqueda de los procesos que subyacen bajo los fenómenos apasionantes que constituyen “el misterio de la vida”. Gracias a esa búsqueda cada vez sabemos más sobre las leyes que gobiernan la vida; incluso fenómenos que parecían inabordables desde el punto de vista científico como la conciencia o los sentimientos empiezan a desvelar su mecánica. En este avance muchas veces se han tomado caminos equivocados y ha habido que retroceder; hipótesis que se han demostrado falsas y paradigmas que han caído. La ciencia avanza así. Sin embargo lo que se ha revelado totalmente inútil es la aproximación religiosa al fenómeno. Basta poner como ejemplo la leyenda del diluvio, que supuso un lastre para el desarrollo de la geología. Aún hoy el creacionismo continúa negando los hechos con la obstinación impertinente y desesperada de los que no tienen ya respuestas en el campo de la ciencia.

El nuevo desafío de la Humanidad es abordar las grandes cuestiones éticas, como el problema de la libertad y la responsabilidad sin lastres religiosos. Supondría la entrada en nuestra mayoría de edad como especie.